Todo texto comunica hechos, ideas, emociones, pensamientos, etc., por eso cuando alguien intenta explicar o decir algo, debe asegurarse de que los conceptos se comprendan en forma clara, sin confusiones. Para lograrlo, se emplean recursos lingüísticos que sirven para organizar el discurso y para articular en forma adecuada las ideas, las que también deben estar bien relaicionadas entre sí.
Esos recursos responden a la coherencia y la cohesión, dos propiedades básicas del texto.
Ahora bien, un texto está bien cohesionado cuando sus partes están bien relacionadas entre sí y al sevicio de la totalidad mediante el uso correcto de señalamientos espaciales, temporales, alusiones, opciones (es decir, conectores); y también el empleo eficiente de pronombres, repeticiones, sinónimos, antónimos, paráfrasis, etc.
En definitiva, la cohesión es el resultado de una serie de relaciones gramaticales y léxicas (de vocabulario) que sirven para que el texto llegue a ser una unidad semántica con sentido completo.
Según su clasificación, nosotros este año vimos:
Rec. de cohesión gramatical: elipsis; conectores y pronombres.
Rec. de cohesión léxica: sinóniomos, antónimos, paráfrasis y cadenas léxicas.
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